Poquitas cosas me duelen más que los comentarios que menosprecian los retos que tenemos que enfrentar las personas en el grado más «leve» o funcional (¡ejem!) del espectro.
El término «autismo leve» se utilizaba anteriormente para describir a las personas que se ubicaban en el extremo más «funcional» del espectro autista. También se usan otras expresiones como «autista de alto funcionamiento». Sin embargo, hoy en día, el término «autismo leve» ya no se utiliza en el diagnóstico del autismo.
El autismo es un espectro, lo que significa que los rasgos y los retos de los mismos pueden variar significativamente de una persona a otra. Algunas personas autistas pueden tener habilidades y fortalezas en algunas áreas, mientras que otras pueden tener mayores dificultades en otras áreas.
Es importante tener en cuenta que incluso si una persona tiene habilidades lingüísticas y cognitivas avanzadas, aún puede tener dificultades significativas en la comunicación social y las interacciones sociales, lo que puede tener un impacto significativo en su vida diaria. Por lo tanto, el término «autismo leve» no es adecuado para describir la experiencia de una persona autista y puede llevar a una subestimación de sus necesidades y desafíos.
El mal llamado autismo «leve», conlleva muchos retos:
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- Genera incomprensión: El entorno no entiende la dificultad porque la persona «parece normal».
- Es invisible: Cuesta más identificar los rasgos autistas y el diagnóstico puede retrasarse mucho, especialmente en mujeres.
- Afecta a la salud mental: Más capacidad para imitar también comporta más agotamiento, pérdida de identidad y baja autoestima.
- Recibe menos ayudas (o ninguna): Con capacidad intelectual media o superior hay poco acceso a ayudas para terapias u otras necesidades.
- Presenta peligros reales:
- Acoso escolar
- Baja autoestima
- Depresión
- Ansiedad
- Trastornos de conducta alimenticia
Me duele por mí y por mi yo de la infancia y la horrible adolescencia. Pero, sobre todo, me duele que alguien piense que mis hijas no merecen ayudas para superar los retos que les esperan en la vida.
Comentarios tipo «Pues el hijo de mi vecina sí que tiene autismo del de verdad, a tu hija no le pasa nada» o «No te puedes quejar, que son listas y ya se apañarán». A veces se hacen con buena intención pero duelen igual.
Entiendo que los casos de autismo severo plantean unos retos muy duros. Pero creo que hay que gastar más tiempo en apoyarnos que en menospreciar los problemas de los demás.
Inspirado por el fantástico podcast de @noemimisma en su episodio con Pilar Londoño de @casazulcolombia (se puede escuchar en Spotify) 😊
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